De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: José Carlos Meirelles, s/d

Kaxarari

Autodenominación
¿Donde están? ¿Cuántos son?
AM, RO 522 (Siasi/Sesai, 2020)
Familia linguística
Pano
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Los Kaxarari habitan la frontera entre Rondônia y Amazonas, en las proximidades de la carretera federal BR-364. En 1910, vivían en la cabecera del arroyo Curequeté, afluente del río Ituxy, y su población se estimaba en cerca de 2000 indios. Desde entonces hasta la década de 1980, los Kaxarari, debido a los ataques violentos de caucheros peruanos y siringueros brasileños así como a causa de epidemias, se redujeron a menos de 200 personas. En las décadas siguientes hubo un relativo crecimiento de la población. Los Kaxarari, a lo largo del siglo XX, tuvieron que desplazarse por la región en busca de mejores condiciones de vida, ya que sus tierras fueron siempre objeto de acciones depredadoras por parte de los no-indígenas que trataban de explotar los recursos naturales allí existentes, en especial el caucho, la castaña, la madera y las piedras.

Nombre y Lengua

Kaxarari no parece ser la auto-denominación del grupo. Sin embargo, no es fácil indicar su origen. Las primeras referencias a este nombre datan de principios del siglo XX. En 1910, João Alberto Masô, ingeniero de la Comisión de Límites entre Brasil / Bolivia / Perú, que recorrió el río Ituxy y su afluente Curequeté, utilizó el nombre de Cacharary.

Kaxarari, al igual que tantos otros nombres utilizados para referirse a los pueblos indígenas de la Amazonía occidental, es una designación originada en el contacto interétnico.

Los Kaxarari hablan un lengua de la familia lingüística pano, similar a la lengua hablada por los Yaminawa, Kaxinawa, Yawanawa, Nukini, Katukina y Poyanawa que viven en el Acre.

"Entre los Kaxarari que viven en la aldea Pedreira sólo las personas mayores todavía hablan la lengua nativa; de los niños, son pocos los que la hablan y algunos sólo la entienden. Entre los adultos, se puede decir que la mayoría no sabe leer ni escribir en portugués, y algunos tienen dificultades para entender el idioma"

(Aquino, 1984)

Localización

 Los Kaxarari viven actualmente en cuatro aldeas: Marmelinho, Barrinha, Paxiúba y Pedreira, todos ellas situadas en la Tierra Indígena Kaxarari, en la frontera de los Estados de Amazonas y Rondônia. El área ocupada por los Kaxarari está al lado de los municipios de Lábrea, Porto Velho y Extrema, y el acceso por tierra es posible por la carretera BR-364 entre Río Branco y Porto Velho.

De acuerdo con el informe de Terri Vale de Aquino, en 1910 João Alberto Masô localizó a los Kaxarari en la cabecera del arroyo Curequeté, afluente de la margen derecha del río Ituxy.

Los ancianos kaxarari afirman que sus malocas [casas comunales ] se encontraban tradicionalmente tanto en las cabeceras del río Curequeté como también cerca de otros ríos y arroyos de la región.

A mediados de los años ochenta, la mayor concentración de población se encontraba en las orillas del río Azul, en los parajes denominados Maloca y Boca de Barrinha. Algunas familias vivían en la confluencia del río Vermelho con el Marmelo, así como en las inmediaciones de la carretera BR-364 y en varios núcleos urbanos de la región (Río Branco, Porto Velho y Guajará-Mirim).

(Aquino, 1984)

Entre finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990, se produjo un desplazamiento de los grupos domésticos kaxarari que vivían en las antiguas aldeas de Azul y Barrinha en dirección a la zona de la cantera (que fue construida al final de la década de 1980 por la empresa Mendes Júnior para producir a gran escala piedras y grava destinadas tanto a la pavimentación de la carretera BR-364 cuanto a la construcción civil en Río Branco).

El desplazamiento de los Kaxarari y la ocupación de la zona de las canteras fue una forma de detener las actividades depredadoras que la constructora Mendes Júnior que estaba realizando en la región (véase Lucha por la demarcación).

(Funai [Fundación Nacional del Indio ] , 1997)

Población

Kaxarari, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, 1981
Kaxarari, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, 1981

A inicios del siglo XX, la población kaxarari fue estimada en cerca de 2000 indios (Masô, 1910). Desde entonces hasta principios de la década de 1980, los Kaxarari, asesinados a tiros por los caucheros peruanos y los siringueros brasileños a la vez que víctimas de las epidemias virales, se redujeron a menos de 200 individuos. El primer censo fue llevado a cabo en 1978 por el equipo de Funai que realizó la primera demarcación de la Zona Indígena Kaxarari. Fueron censados 109 indios, de los cuales 58 hombres y 51 mujeres. De ese total, 53 indios vivían dentro del área delimitada por la Funai y otros 56 vivían fuera, en lugares dispersos (Cruvinel, 1978). En 1981, la CPI-Acre registró 129 indios Kaxarari. De este total, 88 vivían en la zona limitada por la Funai en 1978 y otros 41 vivían dispersos en las cercanías de la BR-364 y de las márgenes de los ríos Marmelo, Vermelho y Abunã (Meirelles, 1981).

A mediados de 1983, la CPI-Acre hizo un nuevo censo, registrando 93 indios que moraban en el interior de la zona indígena y alrededor de 16 familias que vivían fuera, sumando aproximadamente 60 personas, lo que representaba un total de 153 individuos.

(Aquino, 1984)

Según el informe de la visita a la zona realizada por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) de Rondônia, los Kaxarari sumaban, en 1984, alrededor de 135 personas, que vivían en aldeas cercanas a la BR-364 y fuera de la zona delimitada por la Funai.El censo demográfico realizado en julio de 1993 por el jefe del Puesto Indígena registró un total de 192 individuos. Aproximadamente el sesenta por ciento de la población kaxarari tenía menos de 20 años de edad, mientras que treinta y cuatro por ciento estaba comprendido en el segmento entre 20 y 50 años y sólo el seis por ciento estaba constituido por personas mayores de 50 años (Informe de viaje al Área Indígena Kaxarari. Funai, 1997).

Según la Fundación Nacional de Salud (Funasa), a mediados de 2009 había alrededor de 318 indios Kaxarari.

Historia del contacto

Los Kaxarari dividen su historia de contacto en tres períodos distintos: el "tiempo de las correrías [ataques organizados por siringueros en contra de aldeas de indios ] ", el "tiempo del cautiverio" y, más recientemente, el "tiempo de los derechos". También hacen referencias explícitas a los nombres de los personajes y las instituciones sociales de cada período que les afectaron directamente y / o indirectamente.

Tiempo de las correrías

Los Kaxarari asocian el inicio del contacto con el período de las correrías, en el que la mayoría de su población fue exterminada por los caucheros peruanos y por los siringueros brasileños. Las correrías fueron organizadas por empresarios de la extracción con el fin de "limpiar la zona" para apropiarse de las tierras de los indios, ricas en seringa, árboles de caucho y castaña. La aparición de las enfermedades virales también es recordada por los indios como un hito de este período.

"Anteriormente los Kaxarari sólo vivían en Curequeté, Macurenem, Ituxy y Aquiry. El primero que vino fue el peruano para tirar caucho. Entraba en las malocas y mataba a muchas personas a bala. Hombres mataba, a todos los hombres para apropiarse de nuestra tierra, las mujeres y los niños. En el tiempo de los peruanos no se libraba hombre ninguno. Mataban todos a bala, con porra y machete. El jefe de los peruanos era un tal de Missael. Luego vino gente de Ceará para explotar la seringa y metían bala también para tomar nuestra tierra. En el tiempo de las correrías de los blancos nos alcanzaban las balas. Aquí en Macurenem, en Curequeté había mucho caboclo [mestizo de indio y europeo ] bravo. Antes sólo había puro Karaxari. No había otro. También murieron muchos con el sarampión, la tos brava, la malaria, la varicela, la gripe y la tuberculosis. No había remedio, no había nada. El resto murió a balas. Bala enferma. El resto escapó, corrió. Octavio Reis, allí donde encontró seringa y castaña, metió bala en los caboclos que ya vivían allí. Un empleado del capitán Valdivino mató a todos esos caboclo más viejos que encontró por delante. Amarraba a los caboclos y les metía bala. Él era la maldad en persona. De los empleados del capitán Valdivino los que más mataban eran el Anísio y un tal llamado Joaquín (...). Después acabó eso de las correrías, pero la enfermedad aún continuó". (Testimonio de Antônio Caibú, a inicios de la década de 1980).

Tiempo de cautiverio

Una vez expropiadas las tierras de los Kaxarari y constituidos los primeros cauchales de la región Ituxy-Curequeté se trató de "domesticar" a los que sobrevivieron a las masacres de las correrías para incorporarlos como trabajadores en la industria del caucho. Este período está marcado por la violenta explotación y esclavitud del pueblo kaxarari, ahora reducido a meros “brazos” de los "patrones" de las plantaciones de caucho en la región.

"Después que acabó la correría, nos reunimos con el patrón Matías Cuaresma. Con Matías no se han metido con nosotros. Hemos estado trabajando para él. Fue él quien terminó de amansar a los Kaxarari; a los más jóvenes, porque los más viejos murieron todos de bala. Él nos domesticó para ponernos en cautiverio. Para hacer todo tipo de trabajo pesado. Cargar caucho en las espaldas, hacer de vareador, encontrar las maderas para hacer los caminos de los cauchales, varar de ubá para llevar seringa y traer mercaderías de la ciudad, hacer canoa para él, recolectar castaña para él, abrir una roza para él, para Matías Cuaresma. Los más jóvenes fueron aprendiendo a cortar caucho para él. Se trabajaba, se trabajaba para él para ganar una muda de ropa y un poco de mercadería. Nunca ganamos nada en verdad, solo enfermedades y muchos murieron de carencia. Eso es lo que nosotros llamamos cautiverio”. (Testimonio de Artur César, a inicios de la década de 1980)

El tiempo del "cautiverio" estuvo además marcado por la ausencia sistemática de ingresos, la cobranza de rentas por los caminos del caucho que los indios ocupaban, los altos precios de las mercaderías, el precio bajo de la producción de caucho y castaña así como por la manipulación de las cuentas de los indios caucheros, para que siempre están en deuda con los "patrones" del caucho.

Este período se extiende hasta el final de la década de 1960, período que coincide con la construcción de la carretera BR-364, en el tramo Porto Velho-Rio Branco pasando por las proximidades de las aldeas kaxarari, y también con la decadencia de los antiguos cauchales de la región donde viven los indios. Durante este tiempo se trasladaron de las cabeceras del Curequeté e Ituxy hacia la margen izquierda del río Azul. Este río era considerado, hasta la construcción de la carretera, como el fondo de sus tierras; luego se convirtió en la entrada de la zona indígena. A partir de ahí comenzaron a estar bajo la influencia y el dominio de los pequeños "marreteiros [comerciantes informales] de la carretera." 

"En el tiempo del cautiverio nosotros nunca recibimos pagos y todavía éramos obligados a pagar la renta por los caminos del caucho. El patrón no usaba talón de mercadería ni contabilidad. Nosotros trabajábamos y siempre seguíamos debiendo. En ese tiempo en que nosotros trabajamos para Matías Cuaresma nuestra área tenía como fondo el río Azul. Después que llegó la carretera los patrones ya se estaban acabando. Cuando pasó la carretera los marreteiros se hicieron cargo. Ahí el fondo de nuestra área se convirtió en el frente y el frente pasó a ser el fondo. Es decir que antes el frente era para el Ituxy, en el cauchal Remacinho. La gente tomaba provisiones en el depósito del Puerto. En ese tiempo los patrones se fueron acabando y la caza se volvió también escasa. Fue entonces que abrimos unos establecimientos en el fondo del área, hacia el Azul, que era bueno de cala y que además quedaba más cerca de la carretera. Caibú [líder indígena] abrió el primer establecimiento bien a orillas, en el mismo lugar donde él todavía vive y que se llama Maloca. El resto se fue mudando de a pocos. En la parte del frente no quedó nadie más. Se vinieron todos hacia el Azul. Entonces comenzamos a aprovisionarnos con los marreteiros por efecto de la carretera. Ya había ese mejoramiento. Ya la mercadería salía más a cuenta. Dejamos de pagar la renta de los caminos del caucho. Y aquí o allá daba para quedarse con un pequeño saldo. Fue acabando el tiempo del cautiverio de los patrones del caucho, como se dice. Pero los marreteiros tampoco eran la flor que uno imagina. Se mejoró sólo un poco” (Testimonio de Artur César, a comienzos de los años ochenta).

Tiempo de los derechos

Para los Kaxarari, ese nuevo momento histórico está marcado por la instalación de un Puesto de servicio de la Funai en el Acre, a mediados de los años setenta y por la delimitación de su área indígena por un equipo de técnicos del órgano oficial en 1978. A partir de este momento en adelante, los Kaxarari comenzaron a tomar conciencia de sus derechos, incluidos de los relacionados con la posesión efectiva de sus tierras y de los medios suficientes y necesarios para su supervivencia colectiva.

"Después que la Funai abrió un Puesto de servicio en Río Branco y llegó aquí al río Azul a conseguir un pedazo de tierra para nosotros, quedamos más tranquilos porque entendemos ahora nuestros derechos. Nosotros descubrimos que teníamos derecho a nuestra tierra, derecho a los cauchales y castañales que teníamos en nuestra tierra. La Funai prometió que demarcaría nuestra tierra, pero todavía no lo hizo. Sólo lo marcó en el mapa, sólo en el papel. Por ahora es sólo una promesa, pero nosotros ya sabemos que tenemos derecho a nuestra tierra. Nosotros queremos demarcar pronto nuestra tierra para que no sea invadida por los cariú [no indios] ”. (Testimonio de Antônio Caibú, a inicios de la década de 1980)

(Aquino, 1984)

Lucha por la demarcación de la tierra

Índios Kaxarari posados junto a uma placa de Demarcação, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, sem data
Índios Kaxarari posados junto a uma placa de Demarcação, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, sem data

Incluso después del "tiempo de las correrías", cuyas consecuencias mayores fueron el desplazamiento, la despoblación y el despojo de sus tierras, los Kaxarari continuaron viviendo en parte de sus antiguos territorios. La ocupación siringalista y cauchera, según testimonio de los ancianos Kaxarari, aconteció principalmente en las áreas de su antiguo territorio, que eran ricas en caucho y en seringa.

De 1910 en adelante, los Kaxarari se trasladaron a la cabecera del Curequeté, un afluente del Ituxy donde fueron localizados por Masô, hacia las orillas de este río y la parte media del río Aquiry y, más recientemente, en dirección a las aguas del río Azul y sus afluentes Barrinha y Maloca. Viviendo, por consiguiente, en parte de sus antiguos territorios.

Con el paso de la carretera BR-364 (en el tramo Porto Velho-Rio Branco) cerca de sus casas y los posteriores intentos de venta de las tierras atravesadas por esta carretera federal a los hacendados del sur relacionados con actividades agropecuarias, los Kaxarari quedaron con miedo de perder lo poco de las tierras que aún ocupaban.

Al ver sus antiguas tierras cortadas por los mojones demarcatorios de las haciendas establecidas en la región en la década de 1970, los líderes kaxarari buscaron a los responsables de la delegación regional de la Funai, ubicada en Porto Velho (RO), solicitando la urgente delimitación de su área indígena.

Sus reclamos fueron atendidos años más tarde, en 1978, cuando un equipo de la Funai de Brasilia, compuesto por un antropólogo y un ingeniero agrimensor, hizo la primera demarcación de sus tierras. De 1978 a 1984, los límites del área kaxarari sufrieron muchas modificaciones.

Pero fue solamente a fines de los ochenta que los Kaxarari consiguieron reivindicar una franja de tierra que había sido borrada por error de la demarcación de la zona: las Pedreiras [canteras].

(Aquino, 1984)

La acción predatoria de Mendes Junior en el área de las Pedreiras

Entre 1988 y 1989 se inició un proceso de gran devastación de los bosques y subsuelos de las Pedreiras, un área situada en el borde occidental del territorio kaxarari, con cerca de 900 acres, que había sido excluida intencionalmente, de acuerdo a los indios, de la demarcación realizada por la Asserplan / Funai en 1987 para beneficiar al empresario Mendes Junior. Este, disponiendo de equipos y tecnologías apropiadas (tractores, camiones, grandes martillos neumáticos, dinamita, etc.) e incluso de vastos recursos del Gobierno federal / Banco Interamericano de Desarrollo, desarrolló una producción a gran escala de piedras y grava para la pavimentación de la carretera BR-364 y para la construcción civil en Rio Branco.

Pedreira da Construtora Mendes Júnior, responsável pela poluição da água e destruiçãoo do meio ambiente na Terra Indígena Kaxarari. Foto: Silbene Almeida, 1989
Pedreira da Construtora Mendes Júnior, responsável pela poluição da água e destruiçãoo do meio ambiente na Terra Indígena Kaxarari. Foto: Silbene Almeida, 1989

En 1990, alarmados por el represamiento del agua de las cabeceras del río Azul, que bañaban en su curso medio las antiguas aldeas / establecimientos de la Barrinha y de Azul; asustados por las explosiones causadas con dinamita; preocupados por la escasez de la caza, la deforestación llevada a cabo en el área y por el aumento de las enfermedades causadas por el consumo de agua contaminada, los Kaxarari, encabezados por sus líderes y apoyados por la Funai y otras organizaciones indígenas, ocuparon el campamento del empresario Mendes Junior y paralizaron las actividades de producción de grava que hacía más de dos años se venían realizando en la zona de las canteras.

La 'acometida' de los Kaxarari en el campamento atrajo la atención de la opinión pública y de las autoridades federales y estaduales. Ocupando pacíficamente el campamento, tomando maquinaría pesada y gran cantidad de grava, los indios consiguieron una importante victoria política que garantizó a partir de 1991 la demarcación del área de la Pedreira, anexando, por tanto, cerca de 900 hectáreas al área demarcada en 1987.

Esta importante conquista se consolidó cuando Mendes Junior fue obligado a negociar con los indios el pago de una indemnización por la devastación realizada en el territorio Kaxarari. Sólo así pudieron ser retiradas la maquinaria y la grava incautadas por los indios. Una parte del dinero pagado por la empresa fue distribuido proporcionalmente entre los diferentes grupos domésticos de las comunidades kaxarari.

Además de la depredación de importantes recursos naturales del área indígena, las actividades desarrolladas por Mendes Junior crearon, por otro lado, una gran expectativa entre los indios en el sentido de que ahora podrían ellos administrar la explotación del cascajo en beneficio de la comunidad. Ellos llegaron a solicitar a la Funai la explotación comercial de algunas de sus 14 canteras, pero no obtuvieron respuesta.

(Funai, 1997) 

Organización social

Los Kaxarari se dividen en clanes (clasificación siguiendo una regla de descendencia basada en una sola línea). En el caso de los Kaxarari esta línea de descendencia es patrilineal, es decir que todo hombre o mujer pertenecen siempre al clan de su propio padre. Como en toda sociedad así dividida, los clanes kaxarari son exógamos (no está permitido casarse con personas del mismo clan).

En los años ochenta, se identificaron 18 clanes con nombre, pero en el pasado eran más numerosos:

Inauêtxabê Gente del jaguar
Xaualitxabê Gente del guacamayo
Bauêtxabê Gente del paopagayo
Xapuitxabê Gente del algodón
Xauitxabê Gente de la garza
Txalamaitxabê Gente del jaburu [Jabiru mycteria]
Tekuluitxabê Gente del pájaro pico de brasa
Rititxabê Gente de la embira [Thymelaeaceae]
Waraínerotxabê Gente del plátano
Txurutxabê Gente de la andorinha [Hirundinidae]
Binuissakaitxabê Gente de la patativa [Sporophila plumbea]
Xaxuitxabê Gente de la piedra
Xukitxabê Gente del tucán
Kalatxabê Gente de la arara canindé [Ara ararauna]
Tescubatxabê Gente del pajarillo
Apulitxabê Gente del oso hormiguero
Kukuiritxabê Gente del gavilán
Tauãxanetxabê Gente de la caña de azúcar

El matrimonio preferencial entre los Kaxarari es con la hija del koko (tío materno o suegro) o con la hija de la iaiá (tía paterna o suegra), o sea el casamiento ideal es entre primos cruzados bilaterales, de modo que se mantenga la exogamia del clan.

El joven esposo suele mudarse al lugar donde vive la familia del suegro, dada la regla matrilocal después del matrimonio, y debe trabajar para ella. Al igual que los muchachos, de 15 años en adelante, dejan su grupo doméstico para casarse, los yernos son muy importantes para el mantenimiento de la familia. Fueron ellos los que cortaban la seringa, recolectaban castañas, talaban los bosques para abrir rozas o trabajaban como "bóias frias [asalariados rurales]" de las haciendas agropecuarias y en las plantaciones de caucho establecidas a lo largo de la carretera BR-364. Quienes decidían el casamiento eran los padres de los futuros cónyuges. La separación de las parejas era muy frecuente en las primeras etapas del matrimonio.

"De acuerdo con los Kaxarari, los más jóvenes han observado poco la regla de los clanes en la realización de los matrimonios. El número de clanes citados actualmente son solamente seis" (Pasaje extraído de Aspectos de la fonología de la lengua kaxarari (2004), de Gladys Cavalcante Sousa).

Los niños, al nacer, además de recibir el nombre clánico de su padre y residir en el grupo doméstico de la madre, poseen nombres personales en la lengua nativa, que les son transmitidos en generaciones alternas. Así enseñaban los mayores: “al nacer el niño recibe el nombre de su abuelo [abuelo paterno] y la niña lleva el nombre de su abuela [abuela paterna]".

"Por falta de personas que posean los antiguos conocimientos, el ritual de nominación de los niños se está extinguiendo. La nominación debería ser realizada por una persona mayor conocedora de los nombres de las familias, pues un niño debe recibir el nombre de un pariente antiguo; por tanto, conocer el lenguaje y la genealogía kaxarari es esencial para dar nombre a un recién nacido en la lengua kaxarari. Algunos padres informaron que sus hijos, debido a la falta de personas capacitadas para darles un nombre, no recibieron nombres kaxarari, sino sólo en portugués" (pasaje extraído de Aspectos de la fonología de la lengua kaxarari (2004), de Gladys Cavalcante Sousa).

(Aquino, 1984)

Actividades productivas

Índio Kaxarari espremendo a massa de mandioca para fazer o beiju, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, 1981
Índio Kaxarari espremendo a massa de mandioca para fazer o beiju, Rio Azul, Terra Indígena Kaxarari. Foto: Terri Vale de Aquino, 1981

Los Kaxarari viven de sus rozas de subsistencia, de la recolección de frutas silvestres y, eventualmente, trabajan como jornaleros o peones en las haciendas y plantaciones de caucho establecidas en las proximidades de su área.

En sus pequeñas rozas, no siempre suficientes para darles de comer durante todo el año, plantan especialmente yuca mansa y salvaje, maíz, ñame, camote, inhame [Dioscorea], taioba [Xanthosoma sagittifolium] , plátano, papaya, caju [fruto del Anacardium occidentale ] , aguacate, piña, etc. También plantan café, arroz y frijoles. Para comprar lo que ellos no producen, generalmente productos fabricados, y muchas veces incluso para adquirir lo que podrían producir en sus rozas, los Kaxarari colectan castañas durante el invierno y cortan seringa en los meses de verano para luego comerciar con los intermediarios de la carretera BR- 364.

La recolección de castaña y la extracción de la seringa se convirtieron en las principales actividades económicas y prácticamente en las únicas fuentes de recurso del grupo. A través de la comercialización de estos productos, los Kaxarari adquieren los productos fabricados por la sociedad nacional y gran parte de los alimentos que consumen en tiempos de crisis y escasez, tales como el arroz, la harina, los frijoles, las conservas, la carne seca, el pescado seco y salado, etc.

Para cazar, los Kaxarari utilizan escopetas y municiones, además de perros. Dada la proximidad de la carretera BR-364, la caza es escasa dentro de sus tierras, lo que lleva a un aumento progresivo de la crianza doméstica de gallinas, patos y cerdos.

Los ríos, lagos y arroyos existentes en la tierra indígena no son ricos en peces. En general pescan con uaca (una especie de tingui o timbó [veneno vegetal]) y, en los meses de verano, con anzuelo.

De los frutos silvestres recolectan principalmente el açaí, la bacaba [fruto de la Oenocarpus bacaba] el patuá y el buriti [fruto de la Mauritia flexuosa], con los cuales preparan nutritivos jugos que complementan su dieta alimentaria.

(Aquino, 1984)

Ciclo anual de actividades

Desde principios de enero hasta finales de abril, trabajan exclusivamente en la recolección, quiebre y comercialización de la castaña. Desde mayo hasta mediados de julio se dedican al corte de la seringa (corte de verano). Desde mediados de julio hasta mediados de octubre trabajan exclusivamente en sus rozas de subsistencia. Y, por último, a partir de mediados de octubre hasta finales de diciembre retornan al trabajo con la seringa (corte de invierno). A finales de diciembre recomienzan el trabajo de recolección de castañas.

Tales actividades, aunque no sean excluyentes, compiten entre sí, sobre todo la extracción de la seringa (corte de verano) y la apertura de nuevas rozas. Aquí cabe a los jefes de familia escoger, pues al optar por rozas mayores y por una mayor frecuencia en las cazas y pescas, actividades orientadas a la subsistencia de los grupos domésticos, disminuyen considerablemente los días dedicados al trabajo con la seringa durante el corte de verano, una actividad exclusivamente centrada en el mercado.

La comercialización de la castaña y el caucho son las principales fuentes de ingresos de los grupos kaxarari. Es principalmente a través de la venta de latas de castaña y planchas de tablones de caucho que adquieren los productos que necesitan para vivir.

Consideran la temporada de la castaña como la más favorable y beneficiosa para sus familias. El tiempo de colectar y quebrar la castaña, que coincide con la temporada de invierno, es representado como el más abundante, tanto para la subsistencia de los hogares, como para la venta en el mercado regional. La castaña es también considerado como el principal "dinero de la selva".

El caso de la explotación ilegal de madera

La falta de recursos para que los Kaxarari organicen la extracción de la seringa y la recolección de castaña por cuenta propia, tuvo como consecuencia inmediata un aumento considerable en las actividades de extracción depredadora de la madera-de-ley en la zona. De 1989 hasta marzo de 1993, distintos jefes de grupos domésticos kaxarari cortaron muchos árboles de frejó, caoba y cerezo, para luego negociarlos con madereros de los pueblos Extrema y California. Estos, disponiendo de tractores y otros instrumentos, derribaron una cantidad considerable de árboles del interior del área indígena. La extracción indiscriminada de madera causó una devastación grave de sus bosques. Estas maderas fueron negociadas a menudo a precios inferiores a los del mercado o, a veces, canjeados por productos básicos y herramientas de trabajo necesarias para llevar a cabo la cosecha de castaña, el corte de la seringa y otras tareas agrícolas.

Migración hacia la zona de las Pedreiras y el cambio en la economía de subsistencia

El desplazamiento de los grupos domésticos que vivían en las antiguas aldeas del Azul y de la Barrinha hacia el área del ramal de las Pedreiras, a inicios de los años noventa, desestructuró su economía de subsistencia. Las condiciones de escasez y penuria se extremaron a partir del año 1993, cuando sus animales, que antes pastaban en los campos existentes en Azul y en la Barrinha, fueron llevados hacia el área de las Pedreiras. Entre sus animales, que estaban en peligro de perderse allá en sus pastos antiguos, y las nuevas rozas de tierra firme, los Kaxarari optaron por perder estos últimos.

Después que la Funai prohibió la venta de madera-de-ley dentro del área, los grupos domésticos comenzaron a preocuparse más por sus rozas de subsistencia.

La zona de las Pedreiras no es considerada buena para la caza y la pesca. Este parte de tierra está prácticamente cercada de lotes de colonos de un asentamiento del INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria), que con sus máquinas y motosierras espantan los animales de caza. Las represas en el río Azul realizadas por la constructora Mendes Junior también obstaculizan la pesca en esta zona.

Los animales de caza eran encontrados en mayor cantidad en los hoyos y senderos en las cabeceras de los ríos Macurenem y Marmelinho. Periódicamente los Kaxarari realizaban cazas y pescas en las cabeceras de este último río, a dos días a pie desde la zona de las canteras, desde donde traían bastante carne ahumada y / o salada para el consumo de sus familias. Sin embargo, esta zona, considerada buena para la caza y la pesca, está siendo invadida por cazadores profesionales, que cazan exclusivamente con fines comerciales. Así, los grandes animales de caza están cada vez más escasos en los bosques de la zona.

(Funai, 1997)

Estilos de vida

Viviendas

Los Kaxarari ya no viven más en sus antiguas malocas ni en sus aldeas tradicionales, tal como las describió Masô en 1910:

"Las aldeas están compuestas de 15 a 20 malocas o grandes chozas cubiertas de paja tagua (...). Las malocas son amplias, pudiendo albergar hasta aproximadamente 10 familias o unas 40 personas (...) las viviendas tienen solamente dos aberturas o puertas, que por la noche son tapadas con pieles de jaguar o de otro animal cuadrúpedo". Hoy en día, sólo los indígenas mayores del Azul conocen ese tipo de viviendas. Los Kaxarari describen las antiguas viviendas de la siguiente manera: "Cada aldea antigua tenía su nombre (...).Antiguamente había muchas malocas. Había una maloca grande y redonda. Toda cerrada, tenía sólo dos puertas. Cabían muchas personas en su interior. Cada aldea tenía muchas malocas así alrededor y en medio estaba el patio grande, muy limpio, donde se hacía la fiesta " (testimonio de Antônio Caibú).

Los Kaxarari viven actualmente en casas de estilo regional “a dos aguas", de adobe, con pisos y paredes laterales e internas de paxiuba [Iriartea exorrhiza ]  y cubiertas con paja de babaçu [Orbignya phalerata ] .

(Aquino, 1984)

Chamanismo

Los Kaxarari ya no practican sus rituales tradicionales como el chamanismo. La principal técnica de cura del chamán era la succión.

"Antiguamente había chamán para curarnos. Cuando uno se enfermaba, él chupaba en el cuerpo y eliminaba las piedras del cuerpo del paciente y tiraba fuera la enfermedad. Oraba para que el enfermo se ponga bien. Aspiraba rapé y kupá para curar. Conocía muchos remedios del bosque, pero ahora ya no, no hay más chamán, todo se acabó”. (Testimonio de Anthônio Caibú, tomado de Los Kaxarari (1984) de Terri vale de Aquino).

No existen más chamanes entre los Kaxarari. Ellos también hacían muchas celebraciones y ruedas de canto. Era común que en las celebraciones se hicieran prendas de paja de ojo de buriti, adornos de plumas, pieles de jaguar, máscaras y pinturas. Había la fiesta del buiarri, que era la fiesta de las frutas, cuando todos iban al bosque a coger ingá, naja, frutas de maçaranduba. Uno de sus juegos era el bili, un juego con pelota de goma de caucho, jugado con las rodillas, parecido al fútbol de los cariú [no indígena].

El kupá era una práctica chamánica que provocaba estados alterados de conciencia, que "daba mareo, se sudaba mucho, hacía soñar y curaba". Era una especie de depuración realizada por un tipo de planta.

La bebida kupá en un principio se limitaba únicamente a los hombres y era ingerida por los más viejos. Mujeres y niños no participaban en la apertura ritual de los trabajos. Curiosamente hubo casos de mujeres que actuaron como chamanes, hacían diagnósticos y curaban enfermedades de origen, supuestamente, en los espíritus. La curación era a menudo suministrada a través del soplo de humo de tabaco sobre la parte afectada o incluso por todo el cuerpo del paciente (biakintahi). Cuando está bajo el efecto del kupá, el chamán puede ver qué tipo de enfermedad o presencia espiritual estaba actuando en el paciente.

(Santos, 2002)

Fuentes de información

  • AQUINO, Terri Valle. Os Kaxarari. Relatório de avaliação. CPI-Acre, 1985.

 

  • ----------Relatório de Acompanhamento e complementação do Projeto Kaxarari. Manuscrito. CPI-Acre, 1983.

 

  • ----------Demarcação que é bom nada. In: Aconteceu/Povos Indígenas no Brasil. CEDI, São Paulo, 1982.

 

  • CONSELHO INDIGENISTA MISSIONÁRIO (CIMI). Relatório de vista aos índios Kaxarari (26 a 29 de junho de 1984).

 

  • COUTO, Alexandre. Ortografia Kaxarari: uma proposta. Porto Velho, 2005.

 

  • CRUVINEL, Noraldino. Relatório de Delimitação da Área Kaxarari do rio Azul. Funai, Brasília, 1978.

 

  • GAULIK, Pe. Pedro Maria. Relatório sobre a Situação dos Kaxarari da BR-364. Encaminhado à Funai, 1975 (manuscrito).

 

  • MACEDO, Antônio Luis. Relatório de Acompanhamento do Projeto Kaxarari. CPI-Acre, 1984. (manuscrito)

 

  • MASÔ, João Alberto. “Os Índios Cachararys”. In: Revista da Sociedade de Geografia do Rio de Janeiro. Tomo XXII e XXIV, pp. 98-10 (1909-1911).

 

  • MEIRELLES, José Carlos & AQUINO, Terri. Entrevista gravada com as Lideranças Kaxarari do rio Azul/Barrinha. CPI-Acre, 1981.

 

 

  • SANTOS, Edna Dias dos. “Os Kaxarari”. In: Povos do Acre: História indígena da Amazônia Ocidental. Fundação de Cultura e Comunicação Elias Mansour (FEM) e Conselho Indigenista Missionário (CIMI), Rio Branco-Acre, 2002.

 

  • SILVA, Mário Lúcio da. Levantamento estatístico da população Kaxarari. Porto Velho: CIMI, 1986.

 

  • SOUSA, Gladys Cavalcante. Aspectos da fonologia da Língua Kaxarari. Campinas, Unicamp, 2004. (Dissertação de Mestrado)

 

  • FUNAI. Relatório de viagem à Área Indígena Kaxarari, 1997.